lunes, 7 de febrero de 2011

SANGRE EN LA NIEVE



SANGRE EN LA NIEVE

La sombra de tu recuerdo apareció esta mañana en mi habitación y una muerte blanca a mi memoria. Quien pensaría que te vestirías con manto nevado para besarme de traición, y podrías mi corazón en tus manos blancas para atravesarlo con una daga. Tu filoso cristal atravesó de lado a lado mi pecho cortando mi respiración, y tu gélido aliento congeló mis labios que no volverán a besar.

Nunca pensé que así sería el final de mis días. Morir en tus manos mientras dormía sedado en tu perfume de amor. Amante mía, dulce veneno de mi corazón. El velo de tus mentiras cubrió mis ojos y eternamente los cerró. Nada pude hacer ante tus engaños, ocultos tras el encanto de tu voz. Nada podrá devolverme a la vida en mis horas más oscuras, mientras reposo en mi lecho de dolor.

La sangre en tus manos cae lentamente en la nieve que cubre el prado. El rojo que brota de mi corazón, pinta el horizonte hasta perderse en el infinito de esta triste agonía. Jamás pensé que en tus manos moriría y que en tus brazos acabaría mi vida.

Lentamente mis ojos se cierran para olvidar tus recuerdos. Si hubiera otra vida nunca más te encontraría, ni quisiera ni conocerte. No reconocería el movimiento suave de tus manos, ni tu tierna y cálida mirada. Evitaría tus dulces labios llenos de locura, siempre envueltos en pasión; me escondería de tu cuerpo lascivo, pecaminoso y entregado al deseo. Dejaría mi alma lejos de tu abismo de muerte, alejado de tu traicionero puñal de hielo.

Mientras mi espíritu encuentra reposo muy lejos de ti, mi vida se escapa de este sufrimiento gélido, blanco y trastornado. Antes estuve cautivo en tus cadenas de desolación, engañado y confundido; ahora lentamente se corroe el metal hasta romper mi prisión terrenal, hasta liberar mi alma del tormento absurdo de tu malvada presencia.

Nunca más seré tu esclavo, ni tu amante, ni tu compañero en este viaje. Mientras un río rojo inunda mi blanco tormento y el frío cierra mi corazón; olvido el momento en que te conocí como si nunca hubiera sucedido. Ese día no existe en mi recuerdo, ni el calendario lo mostrará jamás. Las estrellas se esconden en la víspera y el sol no saldrá para alumbrarlo al alba.

Nunca te conocí, nunca me enamoré de ti; ni tus besos me inundaron, ni mi cuerpo guardó tu perfume, ni en las noches frías dormí a tu lado. Mi sangre cálida derrite la nieve mientras recorre prados y montañas, hasta llegar más allá del mar que me contiene, donde mi piel cubre los valles y quebradas.

Mi sangre recorre los bosques nevados quitando la suave escarcha de sus follajes fríos. Que mi muerte se haga vida y evidencie tu traición. Un día volveré sin recuerdos en mi mente y mi espada hará justicia; mientras duermas no estés tranquila ni descanses, porque la sangre que vacía mi corazón, ahora demanda tu vida.




Publicación reeditada 2013


(^)(^)
ø(**)ø
ø(**)ø
..°¤¤°.¸¸.¤´¯`» Freddy D. Astorga «´¯`¤.¸¸.°¤¤°


.

jueves, 20 de enero de 2011

UN FANTASMA EN TU RECUERDO



UN FANTASMA EN TU RECUERDO

Caminaste lejos de mí como escapando de este amor, no volviste a llamar y olvidaste mi nombre gritando al viento. Pero cada vez que duermes, me sientes recostado junto a ti. Cada vez que despiertas en las noches, abrazas a tu costado y buscas el perfume de mi piel que quedó en tu habitación. Te desvela la sensación de volverte hacia la muralla y ver la silueta de mi cuerpo dibujada frente a ti.

Sueñas por las noches los recuerdos de esos días; buscas sin encontrar entre tus sábanas mis brazos abiertos. Despiertas cada mañana con el anhelo de ver mi cara frente a ti, con mis ojos observándote dormir, arrullándote y cobijándote. Recuerdas en las noches el toque de mi mano cálida que cubría con sábanas de seda, tu espalda destapada; y suspiras mi nombre en la oscuridad mientras me sueñas.

Estoy lejos de tu cuerpo, porque lejos de ti pusiste mis pasos; sin embargo permanezco en ti, porque dentro de ti colocaste mi recuerdo. A cada paso que avanzas por tu mundo extraño y sin sentido, mis besos te acompañan y mis caricias siguen rozando tu piel. Soy como el viento que nunca para de soplar y pasea por tu lado. Soy la imagen que atormenta tus recuerdos y tu corazón, apareciendo en cada rincón de tu vida aunque desees estar sola.

Intentas tomar mi mano, pero mi imagen escapa de tus dedos; cierras los ojos para ver mi cara dibujada en tu mente. En medio del silencio de la noche escuchas mis labios susurrando tu nombre dulcemente, invitándote a despertar; mientras tu piel necesita el calor de mi cuerpo cobijándote. Nunca me olvidarás porque siempre estaré cerca de ti, oculto en el reflejo de tus ojos o flotando en el perfume de tu piel, porque siempre seré un fantasma en tu recuerdo.

 
Publicación reeditada 2013

(^)(^)
ø(**)ø
ø(**)ø
..°¤¤°.¸¸.¤´¯`» Freddy D. Astorga «´¯`¤.¸¸.°¤¤°


.

lunes, 10 de enero de 2011

UMBRALES




UMBRALES



Obscureció en mi corazón al verte pasar por esa puerta, al verte cerrarla, al sentir tus pasos alejándose de mí por la calle y que no mirabas atrás. Muchos pensamientos rondaban mi cabeza, pero sólo uno permanecía. Sabía que ya no te volvería a ver y que sólo tu recuerdo estaría aquí, sabía que mi mente y mi corazón algún día dirían basta y te dejarían ir también. Me tomó sólo unos segundos darme cuenta que tu reloj estaba ahí sobre el velador de mi habitación.

—¿Sería una excusa tuya para volver por él? ¿Para vernos otra vez?

La tarde helaba y ya oscurecía, rápidamente tome el reloj, agarré una chaqueta y salí corriendo tras de ti. Corrí por la calle pensando que te alcanzaría al llegar a la parada de buses; pero sólo pude ver tu espalda al subir a uno de ellos y luego contemplé incrédulo cómo las puertas se cerraban tras de ti.

Un oportuno taxi me salvó de volver a mi casa decepcionado. El vehículo paró justo frente a mí y comenzó la alocada persecución. Cada vez que la luz roja nos detenía, tu bus alcanzaba a cruzar la calle dejándome allí, esperando impaciente la luz verde del semáforo.

Por varias cuadras sucedió exactamente lo mismo hasta que en una parada, tu bus se detuvo y mi taxi lo adelantó; al voltear para mirar hacia atrás, vi tu figura descendiendo lentamente.

—¿Por qué aquí? ¿Por qué en ese lugar alejado de su casa? ¿Por qué en esa esquina si no era ese tu supuesto destino final?

Sin pensarlo detuve el taxi y después de pagarle al chofer, seguí corriendo tras de ti. Sólo media cuadra de distancia nos separaba y nuevamente sólo tu espalda pude ver, mientras la luz roja me volvía a detener.

Esperando impaciente a cruzar la calle, vi tu distinguido caminar entrando a un lugar con una amplia mampara.

—¿Una galería de arte? Pero visitar galerías no es algo que tú acostumbres.

Sin esperar más a que la luz cambiara, me aventuré a cruzar entre autos y bocinazos. Mi corazón estaba lleno de inquietud, desesperado por saber cómo acabaría esta aventura, hasta dónde me llevaría esta persecución.

Cruzando el umbral de la amplia recepción, no alcancé a ver la dirección que tomaron tus pasos y la inmensidad de la galería me hizo sentir perdido y sin rumbo claro para encontrarte. Sólo veía siluetas rectangulares iluminadas por lámparas, sin distinguir detalle alguno; la gente se agrupaba frente a ellas observando con detenimiento y asombro cosas que yo no veía.

Mi mente sólo deseaba encontrarte, nada más importaba en ese instante. Hasta que finalmente en una de las salas, un cuadro impactante, tamaño real, lleno de colores me sorprendió. Era una escena de película; romántica para algunos, de horror para mí.

Sus brazos estaban totalmente rodeando tu contorneada y dulce cintura, tu cuerpo levemente alzado quería despegar del suelo y volar con él. Tus labios húmedos junto a sus labios, se mantenían unidos en un apasionado beso. Cada pincelada de esa obra de arte era un puñal atravesado en mi corazón.

Mi mente nublada y atónita no precisaba qué hacer, cómo reaccionar. Tal vez nadie hubiera tenido mi reacción, pero procedí con valentía; me acerqué con mis ojos pasivos llenos de aparente tranquilidad.

—Señorita, dejó caer su reloj —te dije con voz firme.

Eso te estremeció completamente. No sólo por el hecho de escuchar una voz conocida dirigirse a ti, sino que esa voz fuera yo. Aquel que siempre te decía amor o cariño, hoy tomaba una fría distancia de ti.

Con prontitud miraste tu mano izquierda para disimular tu olvido y para esconder la realidad de aquel que estaba contigo. Tomaste el reloj y con voz cínica fingiste un enorme agradecimiento, cuando en realidad, sólo querías que no dijera nada más y para olvidar la vergüenza de tu traición.

No dijimos nada más y al pasar el reloj de mi mano a tu mano, ese último roce entre nosotros sólo me hizo sentir vacío y perdido. Mis ojos lejanos y húmedos decidieron dejarte ir por fin, y sin decir más nada, salí de la galería lleno de una sensación de angustia y melancolía.

Sabía que esta vez serías tú quien viera mi espalda salir por el umbral, para perderme entre la gente, y que mi último recuerdo de ti sería más doloroso e inesperado que verte partir de mi casa esa tarde.

Publicación Reeditada 2012

(^)(^)
ø(**)ø
ø(**)ø
..°¤¤°.¸¸.¤´¯`» Freddy
D. Astorga «´¯`¤.¸¸.°¤¤°


.