lunes, 25 de octubre de 2010

DEJA VU (MEMORIAS)



DEJA VU (MEMORIAS DE UN TERCERO)



Víctor se levantó temprano, antes que ella despertara y sin hacer ruido se vistió; ordenó sus cosas, le dio un beso en la mejilla y se fue muy apurado. Subió a su auto y condujo por muchas cuadras sin rumbo, hasta que finalmente se detuvo a un costado del camino. Apagó el motor, bajó la mirada al piso y mientras sentía los vehículos pasar por su lado, respiró profundamente.

Había sido una noche muy apasionada pero se sentía vacío y confundido. Por semanas ellos se habían visto de esa manera; compartiendo una linda velada, para luego dar paso a extenuantes noches de pasión. Ella no estaba sola sentimentalmente, ella tenía su pareja y Víctor ya no sabía cuál era su lugar en esta situación. Cuántas veces habían conversado sinceramente al respecto y el resultado siempre era el mismo, él seguía siendo el tercero en esa extraña pero fuerte relación.

El sol aún no se levantaba sobre las montañas y Víctor decidió retomar su camino, esta vez con rumbo a su casa. Al llegar se metió en la ducha y permaneció inmóvil pensando en todo aquello, mientras el agua caliente corría por su cara. Luego acabar su ducha, se fue a la cama para ver si conseguía dormir unas pocas horas. Necesitaba descansar su cuerpo y animarse a hacer cosas para distraer su mente.

Recostado sobre la cama, miraba al techo recordando los sucesos de esa noche; cada instante, cada beso, el éxtasis y la pasión de sus encuentros. Todo lo estaba consumiendo por dentro, lo destrozaba. Hubiera sido fácil sacarla de su vida al principio, pero ahora estaba en su piel, en sus recuerdos y él en ella.

Pasaron varios días sin verse, aunque siempre conversaban por teléfono, hasta que nuevamente organizaron salir juntos. La velada era magnífica, la conversación amena y divertida como siempre. El tiempo pasaba lento para ellos, hasta que la hora que marcaba el reloj les indicaba que ya debían retirarse para estar juntos como siempre.

Víctor quiso hacer algo distinto y la llevó a un lugar diferente, más atrevido. A ella le gusto mucho ese nuevo lugar, de hecho aumentó su excitación. La noche estaba más prendida que de costumbre y se besaron largamente con mucha entrega. Esta vez él retrasó lo que más pudo cada una de las situaciones, apaciguando el exceso de pasión para no avanzar tan rápido como acostumbraba.

Lentamente besaban cada parte de sus cuerpos que quedaba al desnudo, se veían a los ojos y aunque ella quería avanzar muy rápido, él la contenía. La giró de espaldas a él y comenzó a besar la parte trasera de su cuello, luego recorrió su espalda con sus labios, mientras sus manos rozaban sus muslos y sus caderas subiendo lentamente.

Recorría su estómago, sus pechos ya desnudos y en un inesperado acto, ella lo giró empujándolo sobre la cama y subiéndose sobre él aprisionando sus manos fuertemente. Víctor le besó su pecho desnudo, jugaba subiendo y bajando para aumentar el calor del momento, él la giró nuevamente colocándola de espaldas sobre la cama.

Comenzó a besar sus pies, alternando constantemente, entre pie izquierdo y derecho, besando sus dedos delicadamente, sus tobillos, el talón, las pantorrillas. Se acercó levemente a sus rodillas haciendo una pausa, subía los muslos de ella y veía como se excitaba más y más; saltó desde el borde de la ingle a su estómago y continuó subiendo hasta llegar a sus pechos, todo estaba muy agitado.

Ella quería que prosiguiera avanzando y él comenzó a bajar lentamente desde su pecho pasando por su estómago hasta llegar directamente a la fuente de sus deseos, invadiendo completamente su húmeda pasión. Lentamente continuó excitándola más y más hasta que ella explotara y consiguiera un orgasmo sin aún estar completamente con él.

Ella le pidió que siguiera y lentamente se unieron, haciendo ese momento la experiencia más recordada e irrepetible que habían tenido. Una experiencia que sólo esa noche podría grabar en su memoria, él usó todas las técnicas que sabía y la llevaba a tener constantes orgasmos, uno tras otro casi sin pausas.

Experimentaron todas las posiciones más intensas hasta que luego de largas horas, cuando ella pensaba que ya tenía su último suspiro, él la sostuvo con fuerza. La colocó en una nueva posición, y con movimientos suaves al principio e intensos después, comenzó a llevarla al más largo e intenso orgasmo que jamás ella había experimentado. Ella no pudo contener sus labios y se expresó con libertad por la intensidad de esa increíble experiencia hasta terminar rendida como nunca antes.

—Has sobrepasado todos mis límites —dijo ella exhausta— jamás pensé que sería capaz de llegar tan lejos con un hombre.

Y en medio de su cansancio, sus cuerpos húmedos reposaron sobre la cama y durmieron rendidos.

Víctor se levantó temprano, antes que ella despertara y sin hacer ruido se vistió; ordenó sus cosas, le dio un beso en la mejilla y se fue muy apurado...

Publicación reeditada 2013

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..°¤¤°.¸¸.¤´¯`» Freddy
D. Astorga «´¯`¤.¸¸.°¤¤°


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