PRINCESA DE LAS CUATRO ESTACIONES
De lejos siento tu perfume como invade mi espacio, entre niebla veo tus ojos como iluminan la oscuridad, entre viento y lluvia, aún estas aquí. Siento tus brazos alrededor de mi cuello invitándome, el calor de tu piel envuelve mis sentidos seduciendo mi corazón; a la distancia sigues aquí. Una vez más tu voz recorre mis oídos, una y otra vez tu risa inunda mi ser, lo llena, lo complementa, lo satisface de tu esencia, de tu vida, de tu alma.
Apareces por las mañanas, como el sol que busca iluminar mi camino, vistes de seda, simple belleza resplandeciente que te envuelve cada día. Mientras mis labios seducen tus atentos oídos, la distancia será pasajera, el tiempo encontrará su destino, la tarde acabará nuevamente con otro día Llega el otoño apartando nuestros caminos ligeramente, así reposan los dulces besos y duermen los roces de la piel, pero reviven los recuerdos.
Mientras caen las hojas, las horas se vuelven minutos y los días, horas; así fugaz comienza a acercarse el frío. Los árboles desnudan sus cuerpos, se despojan de los rayos del sol, descubren su piel áspera y esperan. Pacientemente permanecen inmóviles hasta que el viento los mece, los mueve como arrullándolos, sacudiendo sus ramas del sol del verano. Cada día pierden más de sus vestidos, pero descubren la verdad de su ser.
De la misma manera nos despoja el otoño de nuestra cobertura, dejando expuesta la piel a los verdaderos recuerdos, aquellos que no se pierden. La lluvia no tarda en venir, el frío aumenta las ganas de estar junto a ti, tenerte a mi lado, sentir tu calor, mientras el agua comienza a caer aquí. El invierno toca la puerta y entra sin que nada lo detenga, simplemente se hace presente en cada rincón con su gris estela y su frío manto.
Sólo anhelo tus manos otra vez, tus besos recorrer mi espalda, mis oídos escuchar tu risa y tus palabras, cobijarte mientras pasa la espesa niebla. En el horizonte, el sol de la mañana regresa acompañado de nueva luz, las flores comienzan a mostrar sus colores, mientras siento tu voz cerca. Caminas suave y pausadamente trayendo el perfume de la primavera, es el momento de salir de tu capullo y extenderte por los cielos azules.
Esta primavera que me vio nacer, ahora me invita a acercarme a tu dulzor, correr entre la hierba fresca, hasta adornar tu cuerpo con nuevos retoños. Ya falta poco amor, para enlazar las manos nuevamente, para sentirte, para nadar en aguas cálidas, saciados de amor en medio del calor. Cada instante se convierte en una eternidad junto a ti, tu sonrisa inunda el espacio que nos rodea y tu dulce voz entona el canto del reencuentro.
El verano que te vio nacer, ya está aquí nuevamente, fusionando mi piel con tu dorada piel. ¿Dónde comienza tu verano y termina mi primavera? Aunque sean estaciones diferentes, ninguna sobreviviría sin la otra, absolutamente dependientes, complementarias, necesarias por igual. Se encuentran nuevamente, como nuestros besos se unen otra vez, besos magnéticos, impulsivos, encantados y absolutamente adictivos.
Así avanzan los años, ciclos cerrados, predecibles, contados por horas, días, semanas; todas pasajeras. Cuando se reúnen nuestros cuerpos, esos ciclos no existen más, en un instante tus manos tocan la lluvia, al siguiente tus ojos miran el arco iris, estela de colores que te adornan. Han pasado las estaciones que nos separan amada princesa, tus ojos ven el resplandor de un nuevo día y un año más se suma a tu eterna vida.
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..°¤¤°.¸¸.¤´¯`» Freddy D. Astorga «´¯`¤.¸¸.°¤¤°
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